Es una versión diferente. Es una respuesta a la necesidad de exhibir este género de otra manera. Una compañía de repertorio al uso se dispone a representar esta obra en una determinada localidad. Aunque se representa la obra completa y de seguido podemos estar viendo como una compañía se desvive por sacar adelante un espectáculo que está inspirado en la película mítica de La Corte de Faraón. En clave de parodia y comedia disparatada, es posible que sea una de las cortes más divertidas que se han representado.La Zarzuela La Corte de Faraón se estrenó en el Teatro Eslava de Madrid, la noche del 21 de Enero de 1910. Sus libretistas, Guillermo Perrín y Miguel de Palacios, la llamarón “opereta bíblica” y desarrollaron la acción en el esplendoroso Egipto de los faraones.Es casi una revista al uso donde lasescenas se van sucediendo para laúnica y exclusiva diversión delrespetable.
Es una parodia de Aida y como parodia los personajes que pasan por escena no son realmente lo que aparentan, sino que son como decía Don Jacinto Benavente de la comedia del arte “que sus personajes no son ni semejan hombres y mujeres,sino muñecos o fantoches de cartón y trapo, con groseros hilos, visibles a poca luz y al más corto de vista”.Realmente en nuestra apuesta escénica no hay ni moraleja final ni aprovechamiento alguno de enseñanza, porque “los buenose inocentes no lo son tanto y esos “malos de pacotilla” en realidad son personitas de a pie como cualquiera de nosotros con sus deseos a flor de piel y tierra.
En esta obra vamos a encontrarnos con una “supuesta” virgen y un marido que no puede… ¿o no le apetece ya lo mas mínimo?... ejercer de marido. ¿Un casto/listo o un listo/casto? ¿Un Faraón harto del trono’…o ¿de la Reina?...y es ese mismo Faraón el que se jalea con cuatro palmas y se arranca a bailar como un Farruquito de tablao llenando de honores y alegrías al que le interpreta los sueños tal y como quiere oírlos...En fin, nuestra apuesta es tan disparatada como la vida misma y por eso todos y cada uno de los espectadores nos encontraremos inmersos en nuestra “salsa”….rosa o no, a gustos, que para eso ya estamos en el siglo XXI.