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Estrenada en Madrid en 1918, y repuesta en la postguerra española, la obra es una muestra clara del teatro cómico de Arniches. La gracia del diálogo y la originalidad del asunto en el contexto de la época, arrancan las risas entre el público. En la pieza no hay lugar para la tragedia pese a relatarnos las peripecias de un personaje como Bermejo al que “le hacen la autopsia y engorda”.

 

Todos hablan de Bermejo, todos ponderan su inmortalidad, todos temen que se presente. Aparece en escena el resucitado, confirmando que no puede morirse. A su lado, reza por él la joven Carita, enamorada de Luis, quien se cree viuda sin haber estado casada. Por codicia, todos han dispuesto su destino trágico. Ante esto, una familia de curiosos no logra enterarse de lo que pasa, madre e hijos invaden la escena….y al final, una lección para todos.

Escena de Que viene mi marido

 

Es una farsa cómica en la que Arniches emplea su ingenio verbal, los juegos de palabras, los chistes basados en una frase hecha, el doble sentido de los nombres y la mezcla de niveles lingüísticos. Don Segundo, el tío, ejemplifica la voz del autor; mientras que los otros dos hermanos Valeriano y Tomasa retratan el afán de una familia por ir a más, por querer prosperar, a veces sin pensar demasiado en las formas. La tentadora codicia atrapa a los personajes, que nos ofrecen su lado más humano, tal y como actuaríamos muchos mortales.    "Estamos ante una obra que no pretende realizar estudios existenciales ni crear personajes de profunda complejidad. Al contrario, ¡Que viene mi marido! es una pieza teatral cuyo fin, más que nada, es entretener a un público complaciente que va al teatro a pasar un rato de agradable asueto mientras ríe con lo que en escena acontece"​

 

Escena de Que viene mi marido
Crítica de Que viene mi marido
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